La editorial Santillana acaba de publicar una reedición de la obra del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique “Un mundo para Julius”, publicada originalmente en 1970, con estudios críticos de Julio Ortega, César Ferreira y Jorge Eslava.
Esta novela, que le dio al autor el Premio Nacional de Literatura, retrata con ironía el fin del mundo aristocrático peruano centrada en un personaje de ficción que es Julius, suerte de alter ego de su escritor Alfredo Bryce, y que hoy cumpliría 40 años.
Los estudiosos hacen un balance para ver cómo ha influenciado la literatura y el valor del retrato en la sociedad peruana y sus cambios. Buscan mostrar cuán vigente es el mundo de Julius, de su madre Susan Linda, de su padrastro Juan Lucas, el nuevo empresario, y de los trabajadores de su casa.
La novela pareciera insinuar un cambio en nuestro país, con el reemplazo del padrastro de Julius, un hombre de negocios práctico y liberal, en vez de su padre, un señor con modales aristocráticos.
Quizá por esta visión amplia marcó varias discusiones en la década de 1970, cuando en una lectura de clase, se reflexionaba si estaba a favor o en contra del socialismo.
Se revisaban temas, como la forma de retratar a las clases altas y bajas, si era parodia o si se reafirmaban valores de la aristocracia.
El mismo escritor ha afirmado en varias entrevistas que sus amigos más adinerados rieron con la obra, aunque él esperaba perder su amistad.
Pasados los años, también la visión de las cosas, Jorge Eslava afirma que “creía que era una crítica muy dura a la aristocracia, pero veo que la servidumbre tampoco sale muy bien librada. Es una mirada severa de nuestra composición social, una revisión bastante severa de nuestra pirámide social”.
Esta literatura que insinúa un cambio no es una anomalía en nuestra literatura. Otros autores han narrado variaciones sociales dramáticas.
“Martín Adán da una mirada a la descomposición de la aristocracia barranquina de la década de1920, Ribeyro refleja la resistencia del mundo tradicional que es invadido por nuevos ciudadanos, una nueva burguesía”, comenta Eslava.
Un mundo para Julius engarzaría con esta suerte de tradición literaria. “En la novela se ve el paso a un mundo más cosmpolita que invade la aristocracia señorial”, afirma Eslava.
Más aún, para él, un continuador sería Jaime Bayly, que “nos revela el mundo nocturno y licencioso de un sector muy pituco, los hijos de esta burguesía adinerada, muy viajeros y consumistas: el modelo heredado de Juan Lucas”.
Finalmente, Eslava siente que Un mundo para Julius enlaza en otra tradición peruana: “hay un racismo en Bryce, en Ribeyro y Bayly, una mirada desdeñosa hacia la servidumbre, los sectores que son una base de la pirámide social, narrando con la nariz levantada. Hay una mirada muy patronal”, concluye.
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