Recuerdos. Mario Vargas Llosa la montó en vermouth y noche en el Cine Variedades, en la ciudad de Piura.
Pedro Escribano.
Encaramado sobre un camión, megáfono en mano, el alumno Javier Silva Ruete perifoneaba por las calles de Piura el gran estreno de la obra. Los jóvenes actores hacían los últimos ensayos en un salón que la amable bibliotecaria del colegio de San Miguel, Carmela Garcés, les había cedido.
Ante tanto trajín y propaganda, el Cine Variedades aguardaba la función de estreno en vermouth y noche. Todo estaba en movimiento alrededor de La Huida del inca, la obra teatral del alumno del quinto año de media Mario Vargas Llosa. Era el 17 de julio de 1952.
Vargas Llosa había dejado el colegio militar Leoncio Prado y se había trasladado a Piura, donde sus tíos Lucho y Olga, para terminar el quinto año de secundaria. Y es en este marco cuando escribe su primera obra puesta en escena.
Muchos piuranos, como Gabriel Gallo y Ramón Abasolo –quienes tratan de poner en valor esta fecha– consideran que Piura es la cuna literaria del ilustre escritor. Y es verdad, no son pocas las líneas que el autor de La casa verde dedica a esta ciudad que, incluso, cumpliendo una promesa, volvió el año pasado para reencontrarse con viejos amigos y los paisajes piuranos que bien ha descrito en su columna “La desaparición de los piajenos”.
El propio Vargas Llosa escogió a los actores, compañeros de estudios de su aula o de otras. En el papel de inca, Ricardo Raygada; como sumo sacerdote, Walter Palacios; Ricardo León, como indígena; como escritor, Rolando Raygada; Federico Otoya como Untar y Víctor Izquieta como Urcos.
Y era el mismo Vargas Llosa quien dirigía los ensayos: “Recuerdo que en uno de los ensayos, cuando me corresponde entrar en acción, empiezo muy circunspecto a pronunciar mi parlamento y Mario detiene el ensayo y me dice: ‘No, no, Walter, así no. Tú no eres sacerdote, un personaje serio. Tú eres un chamán, un brujo, un hechicero, por eso tu actuación tiene que ser farsesca. Él comienza a caminar, a dar pequeños saltos, gesticulando grotescamente”, cuenta Walter Palacios.
El escritor recuerda el día de estreno en El pez en el agua: “La noche del estreno, mucha gente que se quedó sin entradas forzó las barreras e irrumpió en la sala, copando los pasillos y el hueco de la orquesta. Con el desbarajuste, el propio prefecto, don Jorge Checa, perdió su asiento y tuvo que presenciar el espectáculo de pie”.
Dato
Como acto central de la celebración de los 60 años del estreno de Mario Vargas Llosa se ha organizado una ceremonia de conmemoración el próximo jueves 19 a las 7.30 en el Club Grau.
Fuente: La República
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