viernes, 25 de junio de 2010

Ante 35 mil personas. Cusco vive la fiesta del Inti Raymi

Cuando el dios Sol ya estaba a punto de aproximarse nuevamente al Ombligo del Mundo, es decir al Cusco, el inca y los sacerdotes del imperio elevaban sus principales pedidos: fecundar la tierra y procurar el bienestar de los hijos de todo el Tahuantinsuyo. En esto consistía la ceremonia del Inti Raymi, que, según las crónicas del Inca Garcilaso de la Vega, se celebró por última vez en el solsticio de 1535.

Con la conquista española, la Fiesta del Sol fue prohibida al ser considerada pagana. Hasta que, cuatrocientos nueve años después, un grupo de intelectuales cusqueños entusiasmados por la corriente indigenista de la época y el reciente descubrimiento de Machu Picchu, propuso rescatarla a modo de fastuosa obra de teatro en 1944.


Por eso ayer, a la 1:30 p.m., los pututos resonaban desde la fortaleza de Sacsahuamán, en lo alto de la ciudad. Los cerros aledaños se fueron poblando desde temprano por familias que los parcelaban para observar desde allí la función. Plásticos y mantas reemplazaron así a las butacas de US$90, destinadas casi solo para turistas.

Aunque este año el Instituto Nacional de Cultura (INC) prohibió a los espectadores locales armar watias (hornos de piedra para cocer papa) en las zonas que son parte del parque arqueológico, los cerros aledaños lucieron humeantes por todos lados. Puestos de venta de comida, artesanía y hasta juegos mecánicos con carrusel sumaron caos y basura.

A pesar de todo, la emoción era manifiesta entre los cusqueños que añoran el imperio. “Pero los incas no ensuciaban así sus cerros porque los respetaban mucho”, comentó don Armando Tito. Él es uno de las cerca de 35 mil personas, entre locales y turistas, que ayer treparon a los cerros, según Silvia Uscamayta, presidenta de la Empresa Municipal de Festejos (Emufec).

Uscamayta informó ayer que se vendió el 73% de las entradas, lo que sorprende a los organizadores, pues en otros años las reservas se agotaban varios días antes. La funcionaria atribuyó este bajón al cierre parcial de Machu Picchu, a la crisis económica europea y también al Mundial de Fútbol, que hizo que muchos turistas postergaran sus viajes.

LOS JUEGOS DEL SOL
Abajo, en la fortaleza, el ritual ya no era mudo, pues todos seguían con atención el discurso en quechua del inca y los otros mandos del Tahuantinsuyo. Los diálogos fueron traducidos al inglés e impresos en papel, lo que permitió a más 2.500 turistas entender la ceremonia.

Los más de 500 actores en escena eran liderados por el actor Edmundo Qosqo Cusirimay, quien hizo el papel de inca. Las palmas llegaban cuando el cambiante sol de Cusco se hacía cómplice de los actores y refulgía o se apagaba tras alguna ofrenda, como la de entregar chicha de jora a la tierra; o un sacrificio, como el que sufrió una llama oscura. O el feliz anuncio del oráculo de que este empieza un nuevo año andino favorable. Tanto jugó el sol con la emoción del público, que hasta los fotógrafos de prensa se perdieron varias tomas por los repentinos cambios de luz.

Por la mañana, el inca y su largo séquito, recorrieron las calles de la ciudad. Primero, saludaron al Sol desde el templo del Coricancha y luego se dirigieron a la Plaza de Armas de la ciudad del Cusco, donde se llevó a cabo la ceremonia de la coca.

En ese lugar, Qosqo Cusirimay fue recibido por el alcalde Luis Florez, a quien el inca le ordenó enérgicamente trabajar mejor por el Cusco y lo exhortó a no caer en la corrupción.

(Fuente: El Comercio) 



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