Mario Delgado (1947) es testimonio andante –y actuante– del teatro en el Perú. Líder de la agrupación teatral Cuatrotablas y director del Teatro de San Marcos, Delgado contesta en la siguiente entrevista a una interrogante: a pesar de sus distinciones internacionales, ¿por qué Cuatrotablas no es tan reconocida en el Perú que sí tienen La Tarumba o Yuyachkani y qué harán frente a ello? “Salir de la invisibilidad”, dijo.
¿Por qué hubo tan poca difusión de Cuatrotablas en el Perú en los últimos años?
–A partir de 2000 el teatro se volvió un producto comerciable, y con Cuatrotablas pasamos a un segundo lugar. El teatro exige salas cómodas, cafeterías, aire acondicionado, y nosotros no teníamos.
Pero ustedes cerraron su sala de teatro...
–La cerramos en 2003 porque no podíamos competir con espacios con auspiciadores; con salas de Lima que tienen apoyo privado o del Estado. Tuvimos que vender nuestra sala, cuando el mercado nos rechazó no había otra salida.
¿Qué cambiará ahora?
–Nada. Salimos de la invisibilidad porque vamos a sacar dos obras excelentes a partir de estos años de encierro. Una es Arguedas, el suicidio de un país (originalmente Arguedas: los ríos profundos). Con Arguedas se suicida el viejo país feudal Otra es La nave de la memoria, que fue escrita antes pero que nos habla de Arguedas porque refiere esta pugna histórica entre lo indio y lo mestizo. Las dos serán en agosto, en el teatro Ella Dumbar de la Universidad San Marcos.
¿Por qué tanto tiempo sin presentar las obras?
–Porque nadie en el Perú puede pagar el precio de estas obras, 2,500 dólares, solo se puede en el exterior. Afuera tuvimos una gran repercusión, participamos en muchos países, con reconocimientos al grupo. Acá usaremos las coproducciones, más realistas y efectivas.
¿Qué tan fuerte siente la repercusión del grupo en el exterior?
–Estamos otra vez en la vanguardia de América Latina, antes éramos un mito desde Europa. Ahora estamos en las currículas de escuelas latinoamericanas, también Yuyachkani, pero en las escuelas peruanas no existimos.
(Fuente: Andina)
¿Por qué hubo tan poca difusión de Cuatrotablas en el Perú en los últimos años?
–A partir de 2000 el teatro se volvió un producto comerciable, y con Cuatrotablas pasamos a un segundo lugar. El teatro exige salas cómodas, cafeterías, aire acondicionado, y nosotros no teníamos.
Pero ustedes cerraron su sala de teatro...
–La cerramos en 2003 porque no podíamos competir con espacios con auspiciadores; con salas de Lima que tienen apoyo privado o del Estado. Tuvimos que vender nuestra sala, cuando el mercado nos rechazó no había otra salida.
¿Qué cambiará ahora?
–Nada. Salimos de la invisibilidad porque vamos a sacar dos obras excelentes a partir de estos años de encierro. Una es Arguedas, el suicidio de un país (originalmente Arguedas: los ríos profundos). Con Arguedas se suicida el viejo país feudal Otra es La nave de la memoria, que fue escrita antes pero que nos habla de Arguedas porque refiere esta pugna histórica entre lo indio y lo mestizo. Las dos serán en agosto, en el teatro Ella Dumbar de la Universidad San Marcos.
¿Por qué tanto tiempo sin presentar las obras?
–Porque nadie en el Perú puede pagar el precio de estas obras, 2,500 dólares, solo se puede en el exterior. Afuera tuvimos una gran repercusión, participamos en muchos países, con reconocimientos al grupo. Acá usaremos las coproducciones, más realistas y efectivas.
¿Qué tan fuerte siente la repercusión del grupo en el exterior?
–Estamos otra vez en la vanguardia de América Latina, antes éramos un mito desde Europa. Ahora estamos en las currículas de escuelas latinoamericanas, también Yuyachkani, pero en las escuelas peruanas no existimos.
(Fuente: Andina)
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