Estaban sepultadas en el olvido. Las voces de los presidentes peruanos Domingo Nieto y Luis José de Orbegoso se encontraban materializadas en una serie de cartas en el Archivo Nacional de Chile. Ellos, que batallaron para forjar la República del Perú, yacían descansando ahora, en un país que no era el suyo. Siglo y medio después, alguien llegó hasta ellos para rescatar su memoria.
La historiadora peruana Carmen Mc Evoy descubrió esas cartas y, al no poderlas leer físicamente al inicio, transcribió los microfilmes; solo después de este proceso la dejaron revisar los originales. Seiscientas cartas de Nieto y Orbegoso intercambiadas con Agustín Gamarra, Andrés de Santa Cruz, Ramón Castilla, José de la Riva Agüero y diversos personajes civiles y militares, algunos anónimos, han sido recopiladas y estudiadas para dar vida a “Soldados de la República. Guerra, correspondencia y memoria del Perú (1830-1844)”, editado por Mc Evoy y el también historiador José Luis Rénique, y publicado en dos tomos por el Congreso de la República.
“Qué tal paradoja que ellos hayan terminado secuestrados en un archivo de Chile. El destino de ellos en una bóveda extranjera nos lleva a pensar a lo que nos puede llevar el conflicto de los límites no resuelto. Y un siglo y medio después hemos podido ingresar a una bóveda, entender toda su complejidad y recuperar una memoria que debemos asumir con sus luces y sus sombras”, dice Carmen Mc Evoy.
Es viernes en la noche y en el hemiciclo Raúl Porras Barrenechea la editora, acompañada por las historiadoras Ascensión Martínez (España) y Cristina Mazzeo (Argentina), el sociólogo Alberto Adrianzén (Perú) y el presidente del Congreso, César Zumaeta, revive las voces y el escenario del siglo XIX, cuando se luchaba por establecer una república.
En lo que coinciden todos es que estas cartas dan una visión del Perú y de cuál fue el legado de la Independencia para la construcción de la República, que permiten desentrañar momentos, sensaciones e ideas que no aparecen en el documento público y esclarecer aspectos del personaje, de la vida cotidiana y de los problemas, y dejar atrás esa idea de que se trataba de una época de anarquía y entenderla como un período de fragmentación de poder y de intentos de pactos y alianzas, con una fidelidad muy frágil que obedecía a cierto clientelismo.
Además de las estrategias y logística de los militares independentistas, estas cartas –como afirma Mc Evoy– constituyen un arma política para desinformar y desmoralizar al contrincante. “Esa es una estrategia heredada de las guerras en la Independencia”, dice la historiadora. “Leer las cartas después del evento te da una sensación de angustia, de lo que va a ocurrir”, agrega.
Y aparecen personajes que Mc Evoy nos presenta, como los hermanos Hinojosa, claves operadores provincianos y vencedores de las batallas de Junín y Ayacucho. Héroes anónimos que han vuelto a su tierra, revividos por las cartas: “Los epistolarios de Nieto y Orbegoso han retornado al Perú y a partir de este momento nos acompañarán para siempre. Gracias al Congreso y al Estado Peruano hemos logrado recuperar el patrimonio nacional y traer a los soldados de vuelta a su casa”.
MISIVAS
CARTA A DOMINGO NIETO
Lima 19 de julio de 1834.
“[...] En esta capital corren mil voces que no tienen un origen cierto, pero que, sin duda, son alarmantes y capaces de aumentar los males numerosos que sufre la República. Se asegura que los jefes y oficiales de los cuerpos de San Román están por una revolución con el objeto de separar los departamentos del sur y unirse a Bolivia [...] En el actual estado de las cosas es la muerte inevitable de la patria, y que de nuestra sangre y nuestros trabajos por libertarla, Gamarra solo ha reportado el provecho, consiguiendo un único objeto: tiranizar el Perú o dominarlo [...] Todo paso que sea contrario a la Constitución, y que no sea sancionado [...] será sin duda la sentencia de muerte sobre nuestra patria”.
Luis José de Orbegoso
(Fuente Diario El Comercio)
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