sábado, 19 de mayo de 2012

Luis Peirano: “Mi mamá siempre me decía: hijo, tú eres un ‘mal hecho’”


Ministro de Cultura
¿Qué es lo que más extrañas, en este despacho, de tu vida anterior?
 

Todo. [Risas] Bueno, extraño dirigir, la posibilidad de hacer teatro…
 

¿Te interrumpieron proyectos?
 

… Sí, me interrumpieron varios, pero mi vida es un conjunto de interrupciones, porque yo no soy una persona que se haya dedicado a una sola cosa, ¿no? Mi mamá me lo decía: “Hijo, tú eres un ‘mal hecho’. Estás con un pie en las ciencias sociales, en la sociología, en la política, y en otro lado eres un artista y eres un creador…" Pero, bueno, mi generación creció así.
Y ahora que has pasado del Gran teatro del mundo al Gran teatro de la política, ¿hay mucha diferencia?
 

Muchas, ¿no? El teatro no es la realidad, se nutre de la realidad, y la política trata de adecuarse a la realidad.  
 

Y tiene un substrato de manejo político al que ya no puedes estar ajeno.
 

Ah no, eso es inevitable. Bueno, de allí un poco mis reticencias iniciales (a aceptar el cargo). No es una tarea fácil. Estás expuesto públicamente. Tienes que tener muchísimo cuidado en ser coherente con lo que tú quieres hacer y lo que se espera de ti.
 

 Tu antecesora decía que le habían dado la Cenicienta de los ministerios.
 

Bueno, eso es cierto.  En general, el tema de la cultura es un tema postergado. A nivel teórico y a nivel verbal, todo el mundo acepta que la cultura es fundamental para el desarrollo. Es más, uno de mis esfuerzos es el lograr que la cultura sea reconocida como un eje articulador del desarrollo.
 

El problema es que nadie se pone de acuerdo en qué es la cultura...
 

Bueno es que el tema cultural cruza todos los sectores. No hay un ministerio que escape al tema de la cultura.  
En última instancia cultura es todo.
 

Claro, es todo, pero el problema es que cuando es todo, no es nada.
 

Por ejemplo, ¿cómo se define cuáles son las manifestaciones culturales que se deben proteger?
 

Mira, para eso han existido mecanismos que permiten que cualquier manifestación  relevante para una comunidad sea, de alguna manera, aceptable y deba tener cierto respaldo de esa comunidad.   
 

El saco es grande. Relevante puede ser desde la cumbia hasta el ballet, ¿no?
 

Claro, claro… La idea es proteger todas las formas musicales, relevantes para todas las comunidades que forman parte de la nacionalidad.
 

Y eso es todo, hasta Tongo.
 

Bueno, es que sí. La cultura, como se dice “sale con hueso”. Yo soy enemigo de las discriminaciones.  Y de los elitismos.  Aunque también debo reconocer, y eso es un tema difícil, que  en algunos casos hay que proteger los grupos cerrados o que experimentan con un gran nivel de conocimiento.      
 

Tú también has experimentado nuevas formas de teatro.  
 

Mi formación es absolutamente clásica. (Ricardo) Blume nos decía:  antes que hagan vanguardia, vamos a hacer retaguardia. Es decir, cuidar las bases.  Pero después he incursionado en la vanguardia y dirigido obras que a algunos les han parecido extrañas.
 

Volviendo al ministerio, ¿al aceptar te planteaste objetivos?
 

Mira, muy claros.  Después de haberme reunido con la gente que me acompaña, definimos que nuestro primer objetivo era poner en la agenda el tema cultural: que la cultura sea tratada como un eje articulador de desarrollo y figure en los planes de desarrollo del gobierno.  
 

¿Y figura?
 

Debe figurar de acuerdo con cada una de las columnas que sostienen el ministerio. Y junto a este criterio está el de configurar un ministerio de Cultura, porque apenas tiene un año y pico y es una suma de instituciones complejas y diferentes como los elencos nacionales, la Biblioteca Nacional, el Archivo de la Nación…
 

Casi un cajón de sastre.
 

Lo que estamos tratando es de darle organicidad.  Esto supone definir cuáles son estas columnas y cómo se relacionan entre sí.  
 

¿Sientes que hay compromiso del resto del gobierno con eso?  
 

En la medida de sus posibilidades. Es más fácil olvidarse de la cultura que del día a día. Tú no te vas a preocupar por la moda si no tienes la ropa para cubrirte del frío, ¿no?  La vida no es solamente comer, dormir y reproducirse, ¿no? La vida es, también soñar, imaginar, y la capacidad de imaginar y soñar tiene consecuencias concretas en lo que llamamos calidad de vida. Cultura es eso: calidad de vida.
La ficha
Me llamo Luis Alberto Peirano Falconí. Nací en Lima hace 65 años. Estudié Ciencias Sociales. Trabajé en la BBC, hice periodismo y tuve un programa de televisión. Mi pasión es el teatro y he dirigido cuatro autos sacramentales: "La vida es sueño" y, tres veces, "El gran teatro del mundo". Ahora estoy en el gran teatro de la política: soy ministro de Cultura.
Fuente: La República

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