viernes, 17 de abril de 2009

Muertos inmortales

También para los peruanos abril es el mes más cruel. El 16 de abril de 1930 murió José Carlos Mariátegui; el 15 de abril de 1938, César Vallejo.

Por César Lévano

Ambos personajes han ganado admiración universal y conservan actualidad combatiente. Mariátegui es visto hoy como el principal marxista latinoamericano del siglo XX, el más creativo, el más antidogmático. Marxista-leninista convicto y confeso, supo aunar su fidelidad a una doctrina y un alineamiento internacional con una firme independencia respecto al examen de la realidad latinoamericana y peruana, y a las soluciones para nuestros problemas.

A lo largo de décadas, en libros, artículos y conferencias he señalado tres claves del Amauta:

1. La fidelidad a una ideología, reflejada en su afiliación a la Internacional Comunista, sin por ello abdicar de su perspectiva independiente. En “Aniversario y balance”, editorial de “Amauta” de setiembre de 1928, lo estampó con firmeza:

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano”.

2. La comprensión de que la estrategia de largo plazo no riñe con la acción por objetivos inmediatos. La lucha contra los despidos y por el aumento de salarios, nos enseñó, es irrenunciable, y debe librarse sin abandonar principios y objetivos políticos. No sé si conocía el consejo de Lenin: “La vanguardia debe estar delante de las masas, pero sólo a un paso”. Él coincidió.

3. La vocación de cultura. Desde muy temprano, desde que, siendo niño, estuvo hospitalizado en la Maison de Santé de Lima, se encendió en él la pasión de la lectura, el fervor por la poesía. Esto se remozó y amplió más tarde en Europa.

Marxista, y no repetidor de recetas, Mariátegui está presente en sus propuestas sobre la afirmación nacional contra el imperialismo; en su defensa de la comunidad campesina (que dogmáticos soviéticos y sus repetidores locales calificaron de populistas, siendo así que coincidían con las ideas de Karl Marx en la correspondencia de éste con la revolucionaria rusa Vera Sassulitsch.)

Mariátegui está vivo también en su defensa de una regionalización transversal para fortalecer la unidad peruana; en su creación de la CGTP; en su rechazo a la idea de crear estados quechua y aymara (idea que Eudocio Ravines iba a importar de Moscú); en sus ideas sobre la educación y la universidad y sus postulados antisectarios sobre arte y literatura.

En cuanto a Vallejo, también marxista confeso y convicto, siempre faltará espacio para homenajearlo. Baste decir que no sólo es el más grande poeta del orbe hispanoamericano, sino también ejemplo estremecedor de humanismo, solidaridad, peruanidad, pureza ética, estética y política. (Fuente La Primera)

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