lunes, 9 de marzo de 2009

SOBRE LA MUJER EN SU DÍA Y EL ESTRENO DE LA TETA ASUSTADA

El suplemento El Dominical de El Comercio publicó dos interesantes artículos en los que expone, por un lado, la situación de desamparo de las mujeres en las comunidades indígenas y, por el otro, busca explicar los orígenes de la condición de desigualdad de la mujer.

Sobre la situación de la mujeres de la comunidades indígenas, escribe la antrópologa Liliam Landeo que en el Perú habitualmente son “invisibles”: sus problemas no son tomados en cuenta, no existen para muchas instituciones del Estado, a la hora de desarrollar políticas educativas estas no se adaptan a su cultura y sus problemas no se convierten en noticias para los medios hasta que estalla algún conflicto. Si eso ocurre con los pueblos indígenas en general, imaginen lo que pasa con las mujeres de estas comunidades. Las mujeres indígenas tienen menos acceso a la educación —y a los servicios en general— y es alto el grado de analfabetismo entre ellas. Al ser ellas las que mantienen con más fuerza sus tradiciones y su identidad, en su vestido y en el idioma, sufren de discriminación con mayor frecuencia. Aunque sus familias muchas veces dependen de ellas, no se valora su importante aporte a la economía familiar, ni en sus casas ni en sus comunidades, ni en el país. Por su parte, la periodista Gaby Cevasco aborda el tema de la memoria y vindicación de los derechos ciudadanos de la mujer. El artículo señala que el primero en sistematizar racionalmente la desigualdad de derechos entre los géneros fue Aristóteles, y esta posición se mantuvo en la Ilustración a través de su principal teórico, Rousseau, que niega a las mujeres no solo estos derechos, sino también su libertad y autonomía. Los sofistas son los primeros en levantar el tema, pues valoraban la cultura con sentido de justicia y virtud política, como una necesidad del ser humano para sobrevivir. Platón responde en “La República”, proponiendo la misma educación para hombres y mujeres.


SE ESTRENÓ LA TETA ASUSTADA

Tal y como prometió a los pobladores-actores de Manchay, la directora Claudia Llosa estrenó ahí su película La teta asustada. Con la presencia de la protagosnista Magaly Solier, el pueblo de Manchay pudo apreciar el filme que obtuvo el más importante premio hasta ahora logrado por una película peruana, esto es, ganar el Oso de Oro en el Festival de Berlín.

La película recién será estrenada el 12 de marzo para el público en general. Sin embargo, desde ahora han surgido controversias sobre su valor artístico en la crítica nacional. Esta situación ha sido descrita en el suplemento Domingo de La República. Vale la pena echarle un vistazo. "Fue entonces que la confusión se expandió entre los peruanos. El rugido del éxito es una experiencia a la que no estamos acostumbrados. La reacción suele ser torpe, en muchos casos contrariada. No faltaron los entusiastas que celebraban el reconocimiento internacional de la mejor película peruana jamás filmada. Frente a ellos, como un ejército que se forma espontáneamente en las trincheras del internet, se lanzaron numerosas acusaciones contra la película, tildándola de racista y de mostrar una caricatura de la realidad andina. Ambos bandos todavía no han visto la película, pero con su estreno de este jueves la guerra entrará a una segunda etapa".

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