jueves, 20 de mayo de 2010

´´La memoria es un espacio de sanación´´

Miguel Rubio y Yuyachkani estrenan esta noche Con-cierto olvido. Obra recoge poemas, canciones, música, y reflexiona sobre temas como el amor, la violencia, la identidad.


El grupo Yuyachkani está de regreso, y con un estreno. Después de una exitosa gira por Sao Paulo, Bogotá, Quito, San José de Costa Rica y La Habana, esta noche pone en las tablas Con-cierto olvido,una “acción escénica”, dice su director Miguel Rubio,que incluye poemas, canciones y piezas musicales. También textos de autores como Edward Gordon Graig, Bertolt Brecht, Jorge Manrique, entre otros, con los que se refelexiona sobre temas como el amor, la libertad, la identidad nacional, la pérdida y la reconciliación. Y claro, asegura Miguel Rubio, se abordan también los años de violencia vividos por el Perú.

–¿El título Con–cierto olvido entraña esa desmemoria por la cual los peruanos volvemos a repetir los mismos errores?
–Yo creo que de alguna manera es cierto lo que tú dices. Yuyachkani es una palabra quechua que quiere decir “estoy recordando” y dentro de poco vamos a cumplir 40 años. Nunca imaginé que con el tiempo iba a tener tanto sentido esa idea de la memoria para nosotros. Cuán pertinente iba a ser tener un teatro cuyo tema sea la memoria en un país justamente que a veces parece que estuviéramos condenados a olvidar. Este es un proyecto artístico que intenta recuperar ese lado, que es importante en la formación nuestra, que es el lado musical, el incorporar la música al teatro como un código dramático, que no fue un invento nuestro o una idea de originalidad sino fue el contacto con la realidad misma, cuando empezamos a conocer el Perú.Este proyecto intenta recuperar un poco lo que hemos perdido. Es como aplicar la idea de memoria con nosotros mismos, a ser nosotros mismos.

–¿Cómo se estructura?
–La propuesta tiene tres partes: la primera habla del oficio del actor, la segunda habla de cómo este oficio comenzó a testimoniar un tiempo de violencia que se instaló entre nosotros, y la tercera parte es en la que nosotros hablamos de una aspiración, que no la adelanto para que el público venga a ver la obra. Tiene esa progresión, la de cómo el artista de pronto se ve interpelado por su tiempo.

–Si bien hay una presencia musical, la obra tiene tensión dramática por la violencia
–Tiene matices. Recoge los sonidos del Perú, porque también hay una memoria sonora. Sabemos de este tiempo no solo lo que se dice sino también que ha habido melodías, sonidos, composiciones que han registrado desde el campo musical este momento.

–Se va a edificar el Lugar de la memoria, ¿Con–cierto olvido es acaso otro lugar de memoria?
–Sí, por cierto que sí. Nosotros hace un tiempo hicimos una propuesta que se llamaba Vitrinas para un museo de la memoria. Era como una exhibición humana de actores que estaban recordando a través de imágenes. Eso fue hace 10 años. Sí, la intención también es ver desde el lado de nuestra experiencia, qué es lo que tenemos que decir de ese recuerdo para edificar el futuro, sobre todo en un país donde la clase política se ha negado al perdón y al reconocimiento, y sin perdón ni reconocimiento no es posible pasar a la reconciliación, que es el paso siguiente que aspiramos todos los peruanos. Pero ocultando la historia, apelando al olvido, a la desmemoria, no podemos sanar. Yo creo que un lugar de la memoria tiene que ser un espacio de sanación.

–¿Cómo han mantenido lo político en su teatro?
–Yo creo que tiene que ver con la importancia que ha tenido para nosotros recorrer el país y tener un público que no solamente es un público que viene a la sala, aunque a nuestra sala viene un público muy diverso. Para nosotros ha sido clave no perder el contacto con la matriz. Yuyachkani surgió como grupo testimoniando la huelga minera de Cobriza. Eso casi 40 años, y cómo con el tiempo no hemos dejado esa idea de hacer un teatro inmediato, un teatro para el presente.

–¿Teatro de casa adentro?
–Nosotros estamos claros que el teatro mientras más local es más universal, y quizás por eso hace que fuera del país nuestro trabajo despierte un interés, porque está hablando la aldea. Hacemos un teatro desde nosotros mismos O sea, no buscamos un texto que se adecúe a nosotros, sino construimos el texto para aquello que necesitamos decir.

Poner en valor una sensibilidad

–¿Que temes que les pueda pasar a los Yuyas después de 40 años?
–Más que temer nosotros estamos orientando nuestra propuesta hacia el ámbito pedagógico. Lo que nos interesa es, como dice el poeta, confesar que hemos vivido.

–Entregar las herramientas de creación...
–Nosotros somos integrantes de lo que se va a llamar una moderna tradición del teatro latinoamericano que surge a mediados del siglo pasado, que dice como dijeron nuestros viejos maestros “el teatro es una construcción”. El teatro no es un canon universal, la cultura se construye cada día. De eso se trata. Hemos aprendido de lo que sucede en la esquina, en la comunidad, en el viaje, y cómo desde esas zonas poner en valor una sensibilidad para mirar el país. Eso ha sido fundamental. Tras el telón está el pueblo, siempre.
(Fuente: La República)

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